Antecedentes personales

Particularmente desde el principio de mis tiempos me encontré fascinada por lo sensorial, sobretodo por la imagen y el sonido, estímulos que aún ahora son capaces de remover lo que no se puede explicar.
El interés comienza a exteriorizarse a través del dibujo infantil (si puede llamarse así) y del contacto con la ciencia y sus efectos. Cosas tales como la propagación del sonido, los principios de la física y la electricidad, la luz y el color y los objetos del universo, fueron una visión básica y divertida enseñada para niños, que despertó un gran interés por conocer un poco más y expresar lo conocido.
Más tarde, proviniendo de una educación en humanidades, seguí desarrollando más seriamente el dibujo, intentando darle un sentido artístico y procurándome trabajar curricularmente en ello.
El interés por el dibujo no cesó hasta llevarme a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, en la que me formé durante un año para descubrir que debía darle un sentido más artístico a lo que hacía y para descubrir también otras formas de representación.
Fue así como me acerqué a la Armando Reverón y me percaté de la existencia de múltiples formas de crear estímulos. La pintura, la escultura, la performance, la fotografía y los medios mixtos representaron para mí (en un comienzo) una gran duda en la elección, solo para al final descubrir que la interdisciplina existe en la mayoría de las cosas y que podía hacer uso de lo bidimensional, lo tridimensional y de lo sonoro en casi cualquiera de ellas.
No abandoné mi corta formación en arquitectura, pues en mis trabajos siempre estuvo presente la investigación y la inquietud por el espacio-tiempo de las cosas y del hombre a través de la instalación. Fue entonces cuando comenzó mi formación en la escultura. Una escultura interdisciplinaria que obviamente incluye lo visual, lo físico-tridimensional y lo sonoro-tridimensional, pues descubrí que el sonido también es conformador de espacio-tiempo en la medida en que es escuchado y transformado por la razón o por la no-razón (que es conocimiento por igual).
Comenzó una vez más la experimentación con la imagen y el sonido, y mediante instalaciones sonoras conformé espacios híbridos que tampoco abandonaron la figuración de mis dibujos. La figura humana no desaparece mientras tenga algo que crear u observar, para, de esa forma, transformar.
En el estudio del sonido he llegado a descubrir que algo tan simple, y ya olvidado en su significante, como la voz puede convertirse en instrumento, puede recrear espacios y hacer volar a la mente sin intervención de la razón a priori. Es un complemento esencial que describe mi trabajo artístico y que continúa en investigación.

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